En todos lados se cuecen habas

Me encantó comenzar con esta frase célebre… ¿Por qué? ¿Qué te imaginas que podría suceder en el aeropuerto de Roma? Cuando lees que están trabajando para convertirse en el aeropuerto del futuro…

Pues déjame contarte que aterrizamos en nuestro viaje de Ciudad de México a Roma. Llegamos y el avión se estacionó… y las puertas no se abrían, no sucedía nada. Después de unos 15 minutos, se escucha la voz del capitán por el sistema de sonido, informando que el jetway, que es el túnel que conecta el aeropuerto con el avión, había sufrido un pinchazo en una llanta. Estaban esperando a los técnicos para solucionarlo, lo cual tomaría de 5 a 10 minutos adicionales.

Transcurridos 15 minutos más, el capitán vuelve a hablar para comunicar que, debido a problemas técnicos, no sería posible utilizar el jetway y tendríamos que desembarcar por la puerta trasera del avión y ser transportados al aeropuerto en camiones. Así que, como ves, incluso en los mejores lugares pueden ocurrir contratiempos.

Bajamos finalmente del avión a las 5 pm en lugar de las 3:30 pm, y decidimos tomar un taxi al hotel que se encuentra en el centro de la ciudad. El proceso es bastante sencillo, solo hay que seguir las líneas amarillas que indican «taxi» y te llevan hasta la parada designada. El trayecto en taxi desde el aeropuerto hasta el hotel The Griffe, ubicado en Via Nazionale en el centro, tiene un costo de 50 euros y puede tomar alrededor de 30 minutos, dependiendo del tráfico.

Llegamos, nos instalamos y decidimos cenar en un restaurante que se encuentra a unas 2 cuadras del hotel. Por cierto, Via Nazionale es una ubicación segura y céntrica para caminar hacia todas las atracciones de Roma. Está repleta de tiendas y restaurantes. El lugar al que fuimos se llama… y nos encantó.

Es un ambiente familiar y ofrecen una amplia variedad de platillos, con más de 100 opciones para elegir. Nos decidimos por la Pizza Capricciosa por 10 euros, una botella de vino de la casa por 15 euros, una ensalada italiana por 10 euros, una botella de agua por 3 euros y una sopa minestrone por 12 euros. El total de la cena fue de 50 euros.

Fue una cena deliciosa y perfecta. Después, caminamos de regreso al hotel.

Mientras caminábamos de regreso al hotel, nos encontramos con una heladería que ofrecía unos gelatos deliciosos a solo 3 euros cada uno. Optamos por los sabores sencillos y quedamos encantados. Era el postre perfecto antes de irnos a dormir. Regresamos al hotel, nos preparamos para el día siguiente y descansamos. Estábamos listos para seguir con nuestras aventuras en Roma.